Mientras Japón cierra un pacto político con la Alemania nazi y la Italia fascista, el almirante Isoroku Yamamoto es nombrado comandante supremo de la flota japonesa. Con Japón abocado inexorablemente a la guerra, Yamamoto, a pesar de sus dudas, cree que la única posibilidad de victoria reside en destruir la flota americana por sorpresa en Pearl Harbor. El ataque es un éxito, pero no consiguen destruir la flota de portaviones americanos. Por eso Yamamoto se ve obligado a llevar a la flota japonesa al combate, con muy pocas esperanzas de victoria...