Pepe Le Pew, la mofeta eternamente amorosa, está en París, donde el olor de su olor envía a una gata hacia arriba para golpear un asta de bandera recién pintada, que le pone una raya blanca en la espalda y hace que Pepe piense que es una niña mofeta. Él la persigue con lujuria hasta la galería de arte del Louvre, donde su olor nauseabundo hace que las imágenes de varias pinturas cambien de pose para mostrar su disgusto. El amante felino de la gata también ha entrado en el Louvre y reta a Pepe a un duelo por poseerla, pero se ve frustrado por el hedor insoportable de Pepe.