Manuel y Clemente, pareja en la ducha y en diversos trapicheos, intentan hacer negocio con las apariciones milagrosas. Cerca del pueblo sevillano de El Palmar de Troya se aparece la Virgen, pero sólo Clemente, con la complicidad de Manuel, puede verla. Pronto se crea un entramado de intereses económicos y credulidad. Manuel y Clemente consiguen su objetivo: una monumental basílica, una orden religiosa de monjas, sacerdotes y obispos propios, e incluso un papa, Gregorio XVII.